Edgardo Vinicio Araya Sibaja diarioextra.com

¡Qué diferentes son las circunstancias en las que escribimos este artículo! Recordamos, como si se tratara de una añeja remembranza, lo primero que en nuestro nombre fue publicado en esta Página Abierta hace apenas tres años. Se trataba de un grito desesperado de impotencia; un desgarrado clamor de auxilio proveniente de nuestras entrañas, ante el inicio incontenible de la destrucción en Crucitas de Cutris, San Carlos. Esa zona tan rica del país, tan llena de gente trabajadora, pero tan abandonada. Tanto, que no sería descabellado pensar que, intencionalmente, muchos políticos de turno la mantuvieron así para justificar la presencia de una empresa minera, la cual de otra forma no habría logrado ningún apoyo de la ciudadanía local.
Dichosamente ese grito desesperado caló hondo en nuestro pueblo y rápidamente se convirtió en un grito de indignación de la gran mayoría de nuestra sociedad, que al día de hoy se ha traducido, con la constancia de muchas y muchos, en un triunfo memorable del pueblo costarricense contra la codicia y el descaro de una inescrupulosa inversión extranjera, apoyada por las más altas élites del poder político y económico de este país, representadas por el expresidente Óscar Arias Sánchez y el exministro del MINAET Roberto Dobles Mora. Eso no lo debemos olvidar. Siempre es necesario recordar a quienes hemos derrotado, para podérselos señalar a la historia y que así no tengan ocasión de regresar con sus dañinos apetitos.

Suponemos que ya habrá espacio para seguir haciendo balances de lo que ha pasado. Incluso es necesario el paso del tiempo para ir dimensionando efectivamente los alcances de este gran triunfo del pueblo costarricense. ¡Cuánta alegría ha generado esta lucha! ¡Qué necesario era ya para los movimientos sociales disfrutar de un triunfo tan contundente como el que hemos logrado! No es que antes no hayamos tenido triunfos. Hay muchos ejemplos de eso. ¡Pero qué importante será este para impulsar nuestras luchas futuras!
Consecuencias. Por ahora, vale repasar los alcances inmediatos que tiene, para lo que nos ocupa, el reciente Voto de la Sala I de la Corte Suprema de Justicia. En primer término -para nosotros la consecuencia más importante- es que el Proyecto Minero Crucitas, tal y como lo conocimos hasta antes del 30 de noviembre del 2011 a las 9:00 horas, ¡ha muerto sin posibilidades de resucitación! Con este Voto se termina la discusión jurídica en torno a si va o no va el proyecto minero, y queda en firme la anulación, por ser contrarios al ordenamiento jurídico costarricense, de las viabilidades ambientales, los permisos de tala, la concesión minera y la vergonzosa declaratoria de interés público y conveniencia nacional otorgadas al proyecto minero Crucitas, la gran mayoría por la administración Arias Sánchez.

Ya no queda opción tampoco, como lo pretendían los abogados de la empresa minera y sus aliados, para que la Sala Constitucional se vuelva a pronunciar sobre el fondo de este asunto. Hay que aclarar bien esto, porque todavía en algunas publicaciones nacionales e internacionales la minera y sus aliados dejan entrever que aún confían en que la Sala Constitucional les saque del abismo. Eso no será posible por las siguientes razones:
Primero, la Sala Constitucional ya se pronunció sobre Crucitas. La historia deberá juzgar a esos 5 de 7 magistrados y magistrada que consideraron de manera inconcebible que el proyecto minero no violentaba directamente ningún derecho fundamental (constitucional) de la población costarricense. Esto nunca significó que el proyecto fuera legal y este es el punto de confusión. Cuando la Sala Constitucional dice que algo no es inconstitucional no está teniendo la última palabra, contrario a cuando dice que algo sí lo es, y en ese punto en particular sí tiene la última palabra. Esto lo ha dicho la propia Sala en reiteradas ocasiones. Siempre ha sido así.

Al rechazarnos nuestros recursos de amparo en abril del 2010, la Sala Constitucional nos dejó abierto el camino para ir a revisar la conformidad del proyecto minero con el resto del ordenamiento jurídico, y eso fue lo que hicimos ante el Tribunal Contencioso Administrativo, con el resultado ya conocido.

Segundo, en un intento desesperado por revertir su inminente derrota, la minera y sus acólitos pretendieron meter de nuevo a la Sala Constitucional en el juego, para que les salvara el partido, mediante la interposición de una Acción de Inconstitucionalidad contra la Sala I. Pretendían que la Sala Constitucional dijera ahora -contrario a lo que nos enseñan en las escuelas de derecho desde los niveles más elementales y contrario a lo que siempre ha dicho la propia Sala Constitucional- que ella se había pronunciado también sobre la legalidad del proyecto, y que todo estaba bien y que no había nada que discutir en el Tribunal Contencioso y en Sala I.

Por ley (artículo 75 de la Ley de la Jurisdicción Constitucional) para realizar esta jugada requerían que el juicio contencioso administrativo estuviera pendiente de resolución en los tribunales y, por ende, que la Sala Constitucional se pronunciara antes que la Sala I para detenerle el fallo. Pero la Sala I se les adelantó, resolvió en definitiva el asunto y se les cayó la jugada. Ganamos.

Queda pendiente el tema del posible arbitraje internacional. A nuestro juicio tampoco les prosperará. En todo caso, la discusión en esa instancia será sobre posibles compensaciones económicas, pero no sobre la procedencia del proyecto, lo que ya está fuera de discusión. Sobre ello nos ocuparemos en otra ocasión. Por ahora, celebremos.

*Abogado. Vicepresidente de Unión Norte por la vida (UNOVIDA). Regidor de la Municipalidad de San Carlos, Alianza Sancarleña.

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