Fuente: Allan Astorga Gättgens en diarioextra.com

Nuestro país es un territorio privilegiado en recurso hídrico, en particular de aguas subterráneas. El Valle Central, donde se localiza la Gran Area Metropolitana (GAM) y donde vivimos el 60% de la población, tiene una gran riqueza en aguas subterráneas, las cuales son aprovechadas para abastecimiento de las comunidades y muchos otros diferentes usos. Las áreas de recarga de esos acuíferos se localizan en las laderas de los volcanes, por lo que su protección y su no urbanización son claves para salvaguardar y proteger las fuentes de agua de la GAM. Pese a eso, la propuesta del POT GAM 2030, presentada por el Instituto Nacional de Vivienda y Urbanismo (INVU) el pasado mes de enero, pone en peligro esas fuentes, pues induce a que dichas áreas de recarga sean urbanizadas en los próximos 20 años.

Fuentes de agua. Un área de recarga acuífera es una extensión de terreno, en donde un porcentaje importante (entre 30 y 50%) de las lluvias se infiltran al suelo y se moviliza por este, para recargar un manto de aguas subterráneas. Existen diversas categorías de áreas de recarga, según la naturaleza del suelo y el subsuelo superior.

En el caso de las laderas de los volcanes de la GAM, debido a que se presentan rocas volcánicas fracturadas, o bien muy porosas, estas son áreas de recarga con gran potencial de infiltración de agua de lluvia, y en razón de que aportan agua a los acuíferos regionales como el Barva y los Colima (Inferior y Superior), se convierten en zonas de recarga estratégicas que requieren de una debida protección ambiental. Su uso más sostenible puede darse manteniendo los bosques naturales, o bien actividades agrícolas o agropecuarias de tipo ecológico, que no impliquen la contaminación del suelo y de las aguas.

Acueductos y Alcantarillados (AyA), la Empresa de Servicios Públicos de Heredia (ESPH), las ASADAS, así como varias municipalidades aprovechan las aguas de esos acuíferos por medio de pozos, o por captación de manantiales, para abastecer a las comunidades. No obstante, también hay 5.000 pozos de extracción de aguas que son privados, además de un número incierto de pozos ilegales, y se utilizan para usos agrícolas o industriales, principalmente, sin que el Servicio Nacional de Aguas Subterráneas, Riego y Avenamiento (SENARA), ni la Dirección de Aguas del MINAET, logren controlar su número ni conocer con exactitud el caudal extraído. Se estima que el agua subterránea que se extrae de esos acuíferos representa entre el 70 y el 80% del agua que se utiliza para consumo humano y otros usos en la GAM.

Los estudios realizados por el SENARA, que han tenido amplia divulgación institucional, señalan que existe un endeble equilibrio entre el agua que se recarga para esos acuíferos y la cantidad de agua que es extraída para el aprovechamiento, al punto de que en los últimos años ha sido necesario definir áreas donde se prohíbe la perforación de nuevos pozos, a fin de darle sostenibilidad a los recursos de agua existentes en el subsuelo.

Un fallo de la Sala IV de agosto del 2008 exigió, además, a 8 cantones de la GAM, realizar mapas de vulnerabilidad hidrogeológica antes de cualquier desarrollo urbano, a fin de resguardar estas zonas de recarga acuífera: al día de hoy, solo unos pocos cantones cuentan con esta valiosa herramienta técnica, prevaleciendo la urgencia de planificar y ordenar adecuadamente.

A este escenario se le debe agregar un elemento adicional nuevo, como lo es la vulnerabilidad que tienen los acuíferos al cambio climático, en particular, los fenómenos climáticos que impliquen una disminución neta de la recarga acuífera. Esta es una situación que solo se ha analizado parcialmente y requiere de estudios más detallados y cuidadosos, que nos permitan administrar y proteger mejor los recursos hídricos del Valle Central y de la GAM.

Amenaza. Bajo estas situaciones la propuesta del INVU, por medio del POT GAM 2030, de ampliar el anillo de contención de la GAM en 15.000 hectáreas, donde un 62% de estas son áreas de alta y muy alta fragilidad, y la mayoría de ellas de recarga acuífera estratégica, resulta sumamente grave y requiere ser revisada con sumo cuidado.

El hecho de que se induzca a la urbanización densa en zonas de recarga acuífera de valor estratégico, como las que existen en las zonas de montaña de la GAM, es una contradicción técnica y un atentado contra la ya frágil sostenibilidad ambiental de esta urbe.

La urbanización provocaría que poco a poco se impermeabilicen los suelos, evitando con ello que el agua de lluvia se infiltre y recarguen los acuíferos. En efecto, esta cantidad de agua adicional que antes se infiltraba no hace más que iniciar una cadena de impactos ambientales que debe evitarse. Entre ellos, se da el hecho de que al haber menos infiltración de agua, esta discurrirá de modo superficial, sobrecargando las quebradas y ríos, e induciendo así a que se produzcan más inundaciones y erosión durante los periodos más lluviosos. En los cantones de Heredia hay muchos ejemplos de ello.

Por otro lado, el hecho de que las nuevas construcciones no dispongan de un eficiente sistema de alcantarillado sanitario y de planta de tratamiento, y que más bien utilicen tanques sépticos para tratar sus aguas residuales, provocará poco a poco que los acuíferos se contaminen con coliformes fecales y nitratos.

Estos efectos no se notarán de inmediato, sino que se irán produciendo poco a poco, año con año, poniéndose en evidencia con el hecho de que los caudales de los manantiales y pozos irán disminuyendo, así como el deterioro de la calidad del agua que brota en los mismos.

Como se ve, no proteger las áreas de recarga acuífera de la GAM podría traer graves consecuencias para las fuentes de agua con que se abastecen muy diversas comunidades y actividades productivas del Valle Central. Solo por este hecho, sin considerar otros argumentos señalados previamente, como el de las amenazas naturales, lleva a la conclusión de que la aprobación del POT GAM 2030 del INVU por parte de las autoridades del Poder Ejecutivo significaría un grave error, pues representaría condenar las fuentes de agua subterránea de la GAM a su deterioro y destrucción paulatina, además de no contar con estudios que avalen dicho Plan.

Desde esta perspectiva, la eventual aprobación del POT GAM, lejos de resolver los problemas urbanos ya existentes en la GAM, los vendría a incrementar, particularmente en el tema de fuentes de agua y de abastecimiento de este recurso para su creciente población urbana.

En busca de soluciones. Es urgente e imperativo que se apruebe el Plan PRUGAM en virtud de su modelo urbano ambiental y los pobres resultados planteados por el INVU con su contrapropuesta del POT GAM 2030. Si se quiere, se puede abrir un espacio de discusión amplio y abierto sobre la base del PRUGAM y sus productos a efectos de tener una propuesta de planificación urbana para la GAM que realmente sea consistente y sostenible.

La situación imperante en la actualidad, con un Plan GAM de 1982 que tiene muchos portillos los cuales permiten que se sigan urbanizando las zonas de protección y ambientalmente frágiles, el hecho de que el INVU tarde tantos años en revisar planes reguladores y de que la mayoría de los municipios de la GAM todavía no tengan dichos instrumentos, debería llevar al Poder Ejecutivo a reconsiderar esta situación, casi que a nivel de emergencia.

Así, se podría  promover que las municipalidades que dispongan de viabilidad ambiental para su Plan Regulador, amparadas a un Plan Regional que tenga viabilidad ambiental, como ya lo tiene el PRUGAM desde el año 2009, puedan aprobar en el seno de sus concejos municipales sus propios planes reguladores.

Esto en virtud de que la propuesta urbana de cada municipio debe ser concordante y coherente con su base ambiental, y que el conjunto de planes reguladores de la GAM, además de ser materia propiamente municipal, siguen grandes directrices ambientales y procurarán en su conjunto generar una ciudad regional, tal y como lo plantea el PRUGAM.

Ello al amparo de lo que señala el artículo 169 de la Constitución Política y en aras de dar solución rápida y ágil a un problema que tiene muchos años, y para el cual urge tener soluciones concretas y efectivas. No podemos aceptar que se siga abatiendo nuestro país y sus recursos estratégicos por falta de visión de nuestros gobernantes.




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