Fuente: Carlos Salazar Fernández en elpais.cr

El grito de “no a la quema de cañales” se extiende desde Carrillo, Guanacaste, hasta el oeste del Valle Intermontano Central, en Grecia, Valverde Vega, Naranjo y San Ramón de Alajuela, por las aflicciones que causan los dueños del dulce cultivo en la época de zafra en Costa Rica.

La verdad es que la quema de los cañaverales está amargando la vida a indefensos ciudadanos en los alrededores del Ingenio de la Central Azucarera del Tempisque (CATSA), y en fincas de varios cantones alajuelenses, en la Región de Occidente.
“El País más verde de la tierra, el País que firmó la Paz con la naturaleza, el País que apuesta a ser un País libre de ozono en el 2025 cuando la tasa de mortalidad por cáncer de  pulmón  llegue a 2 de cada 3 de cada uno de nosotros”, cuestionó la ciudadana Carolina Rugeles a la ministra de Agricultura, Gloria Abraham Peralta.

El reclamo de Rugeles se extiende a la Dirección de Investigación y Extensión de la Caña de Azúcar (DIECA), un organismo con dependencia técnica, económica y legal de la Liga Agrícola Industrial de la Caña de Azúcar (LAICA).

Vecinos de los cantones reclaman que varios de los ingenios azucareros hacen gala de sus certificaciones ambientales y hasta ecológicas para vender su producto en Europa, pero la realidad es otra, y la denuncian.

Irrealidad

“Tenemos 400.000 hectáreas de caña en Costa Rica y estamos en manos de 15 Gerentes de los Ingenios respectivos y de Uds. Srs. Dieca y de Ud. Sra. Ministra de Agricultura”, reclamó Rugeles a las autoridades que vuelven los ojos a otro lado cuando se producen ilegalidades.

Acusa también que “son 17 personas que tienen en sus manos con solo decir un rotundo no a la quema de cañales, mientras se afectan las vidas de 4 y más millones de habitantes”, ya que el hollín es esparcido por el viento hacia todo el territorio nacional.

En un correo enviado a las autoridades agrícolas al final de la tarde de este miércoles, denunció que “desafortunadamente hoy nuevamente quemaron frente a Cooperativa Victoria”, y trabajadores de la empresa griega debieron correr para extinguir el fuego.

Aseguró que “los escolares de Grecia están sin voz,  por inflamación de las vías respiratorias; seguro Uds. lo estarán viviendo en este cantón, estamos muriendo y son sus hijos también”.

Vergüenza

Rugeles lamentó que la situación esté obligando a muchos “a abandonar nuestras casas y trabajos y nuestras vidas  para que otro país nos deje respirar”.

En un correo urgente enviado a la Presidente Laura Chinchilla, a las autoridades locales del Ministerio del Ambiente (Minaet), y a funcionarios del Gobierno, Rugeles y otros vecinos de Grecia insisten en exigir poner fin a la quema de la caña antes de cortarla.

Rugeles recordó un informe de este medio, en el cual la Asociación Confraternidad Guanacasteca anunció la interposición de un recursos de ampara contra el presidente Oscar Arias Sánchez los ingenios El Viejo y Taboga, los ministerios de Agricultura, Salud Pública y Ambiente así como contra las municipalidades de Cañas y Carrillo para que respondan por los daños a la salud y al ambiente que producen los incendios y quemas de los cañales durante la zafra azucarera. 

Mientras que la que producción azucarera mundial erradica la práctica de la quema para la cosecha de la caña, atendiendo consideraciones ambientales y de salud pública, los principales ingenios en Costa Rica queman miles de hectáreas cada año. 

Dicha práctica “es indigna e inaceptable en un país que se precia de tener cultura y tradición de cuidado ambiental”, de acuerdo con Confraternidad Guanacasteca. 

En virtud de que la Sala Constitucional resolvió sobre dos recursos de amparo anteriores, uno contra la empresa CATSA – Central Azucarera del Tempisque S.A. y otro contra el Ingenio el Palmar y condenó a ambas empresas limitar su accionar, había sido presentado otro contra Taboga S.A..

De acuerdo con los representantes de Confraternidad Guanacasteca, los grandes ingenios azucareros, cuentan con planes orientados a abandonar las quemas, meta postergada por miles de excusas técnicas, pero principalmente, de carácter económico. 

La quema abarata los costos de las empresas, cargándolos al ambiente y a la salud pública, pero no se contabiliza los gases de efecto invernadero que producen las quemas, no se contabiliza la muerte de diversas especies a causa del fuego, ni los casos de asma y enfermedades respiratorias de los pobladores vecinos y de los propios trabajadores de las fincas propiedad de los ingenios o productores independientes

Además, las estadísticas nacionales elaboradas por la Liga Agrícola Industrial de la Caña- LAICA, demuestran que hay ingenios y empresas que realizan la casi totalidad o al menos porcentajes muy significativos de sus labores agrícolas y cosechas, sin quemar. “Esto demuestra sin lugar a dudas que esto es posible y rentable”, aseguró Confraternidad. 

Confraternidad recordó que CoopeVictoria R.L. es considerado un modelo de gestión en este tema, así como diversas experiencias ampliamente documentadas en Australia, Cuba y regiones de Colombia. Sin embargo, productores que entregan la caña a este ingenio de Grecia siguen la vieja práctica de prender fuego al cultivo.

Contaminación

Sobre la contaminación que se registra en los sitios, tanto de las provincias de Guanacaste como Alajuela, ambientalistas explican que tas cenizas van acompañadas de una serie de gases no visibles y humo que agravan los problemas. 

La combustión produce gases como monóxido de nitrógeno, con efectos tóxicos sobre los humanos; anhídrido sulfuroso, que al unirse con el agua de la atmósfera forma las llamadas lluvias ácidas, irrita la vista y en concentración de 0,5 ppm elimina la vegetación; el anhídrido carbónico en reacción fotoquímica produce irritación en los ojos y afecta las vías respiratorias. 

Además, se producen cenizas que contienen potasio en altas cantidades y en presencia del agua tienen un alto poder corrosivo sobre diversas superficies (autos, casas, estantes, etc.), además de manchar la ropa y crear contaminación de tipo estético (basura) que resulta costoso eliminarla. 

Un aporte grande al alto grado de deterioro del aire proviene del sector azucarero por la generalización a partir de la década del 70 de la quema del follaje de la caña de azúcar, como método para facilitar su recolección e implementar unos costos inferiores en mano de obra en el momento del corte. 

Este manejo genera un impacto ambiental negativo, al emitir una gran cantidad de partículas en suspensión. Aunque resulta difícil la identificación del potencial tóxico de cada uno de los contaminantes de la atmósfera, es posible retomar algunos parámetros que existen para empezar a valorar ambientalmente su efecto. 

Efectos de la quema

La quema de la caña causa impactos ambientales negativos sobre las poblaciones asentadas alrededor de las áreas que tienen mayor influencia de este cultivo. La práctica ha sido erradicada en Australia y Cuba, según informes suministrados por la organización Confraternidad Guanacasteca.

Según estudios, la contaminación atmosférica es la causa de enfermedades  específicas que provocan la muerte y agravan las afecciones respiratorias o cardiacas preexistentes. La inhalación de esas partículas puede interferir el funcionamiento pulmonar, agravando la bronquitis crónica, la enfermedad constrictiva ventilatoria crónica, el enfisema pulmonar y el asma bronquial.

El monóxido de carbono también puede afectar la oxigenación del corazón y cerebro, incrementando el riesgo en pacientes con enfermedad arterial coronaria. Las partículas pueden contener sustancias carcinógenas que generan el desenlace de varios tipos de cáncer, según investigaciones desarrolladas en Colombia, principalmente en el Valle del Cauca.

Por otro lado, se ha establecido que las hojas maduras de la caña de azúcar contienen fibras de sílica biogénica acicular de 0.85 micras de diámetro y de 10 a 300 micras de largo, que al ser sometidas a la quema se liberan, teniendo implicaciones de carcinogénesis entre los trabajadores. El incremento de cáncer del esófago y mesotelioma pleural en algunos corteros de caña de azúcar, puede estar relacionada con la exposición a formas aciculares de Sílica biogénica emitidas por la quema. 

¿Y en Costa Rica qué?

En toda la zona productora de caña de Guanacaste y Valle Central Occidental, las enfermedades respiratorias ocupan los primeros lugares por casos de afectados, según informes del Ministerio de Salud. 

La principal causa de consulta son las enfermedades de vías respiratorias.” “La corta de caña, tiene un proceso previo de “quema”, la cual provoca humo, hollín y partículas en suspensión lo cual tiende a agravar los padecimientos prevalentes en la zona como los estados atópicos y asma bronquial.”(Análisis Situacional de Salud- Área Carrillo-Región Chorotega – CCSS –2004-2006- folios 91 y 139). 

Para vecinos de las dos regiones, así como organizaciones ambientalistas, Costa Rica atrae turismo y se precia de ser país ecológico. Por eso este daño a la salud de sus pobladores y a la diversidad de vida silvestre del país, debe ser valorado por las altas autoridades.

Organización

Vecinos del cantón de Grecia anunciaron que están formando un comité de lucha para poner fin a este mal, que está atentando hace muchos años contra la salud pública de los habitantes, agua y toda biodiversidad, lo cual automáticamente, lo convierte en delito.

“Queremos que nuestras futuras generaciones tengan la oportunidad respirar un aire más puro. La decisión y la solución hay que plantearla y tomarla ya, entre nosotros, si nos comprometemos. No se puede esperar a que pase otra vez la zafra”, indicaron.

 

 

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