Proyecto Diquis: gigante y polémico

Gerardo Zamora en Teletica.com

A media hora de Pérez Zeledón, yendo hacia el sur, se ubicaría en unos 5 años el proyecto hidroeléctrico más grande de Centroamérica: Diquis.

Los defensores de la obra hablan de empleo, auge del turismo y mucho respeto por el nativo, al punto que las 1.100 personas por reubicar debido a la construcción del embalse son campesinas, no indígenas.

 

Los opositores al proyecto advierten una amenaza a su patrimonio cultural, a la historia y a su ecología.

¿Desarrollo o atropello?

Lo que fue tierra de indios por siglos en poco tiempo albergaría el proyecto hidroeléctrico más grande del Istmo: una obra de $2.000 millones que abastecerá a 1 millón de familias y suplirá una creciente demanda del 6% anual.

La idea tiene más de 50 años: primero Boruca, luego Veraguas y ahora Diquis; el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) ha replanteado una y otra vez su diseño y ahora está la versión más actualizada.

Se trata de un embalse de unas 6.800 hectáreas, lo que representa la mitad de la propuesta original.

La represa se ubicaría unos 4 kilómetros aguas arriba del puente sobre el río General Superior, cerca del Brujo: de hecho, 4 kilómetros de la carretera Interamericana Sur quedarán bajo el agua.

Un túnel de 11 kilómetros transportaría las aguas del embalse a la casa de máquinas ubicada muy cerca de Palmar Norte.

Una vez utilizadas para la producción eléctrica, un túnel de descarga reintegrará esas aguas al curso del río Grande de Térraba.

Aunque la obra como tal no ha arrancado, ya el ICE trabaja en estudios técnicos, ambientales y sociales para valorar la viabilidad del proyecto: la meta es comenzar a construirlo en el 2016.

Cada palazo y cada movimiento de tierra deja al descubierto 2 clamores en toda la región: uno a favor de la obra y otro en contra.

Esta vez exploraremos las 2 caras de la moneda en al menos 3 escenarios: primero el ambiental.

A la laguna Carci, en territorio Térraba, los nativos la consideran sagrada e intocable, pero según los teribes el proyecto Diquís la borraría del mapa pues está dentro del área de embalse.

Para los indígenas, hombre y montaña son uno, por ello tocar la naturaleza es herir su cuerpo. Además, una tercera parte del territorio por inundar es bosque primario y secundario, el resto pastizales.

En la acera del frente el ICE sabe del impacto, al tiempo que advierte medidas para mitigar los efectos, como por ejemplo la reforestación: miles de árboles que se plantarán pronto en los alrededores.

Otra medida consiste en tratar las aguas utilizadas en la producción de electricidad, de tal manera que retornen al cauce del río Térraba con características químicas similares.

Sin embargo, hay aún situaciones que son una incógnita: preguntas que deberá resolver el estudio de impacto ambiental que el ICE presentará a la Secretaría Técnica Ambiental (SETENA) a más tardar en julio del 2011.

Pero si de incógnitas hablamos, la cultural es una tan compleja como la historia de esos pueblos: es nuestro segundo escenario de análisis.

Sólo la construcción del proyecto supone la llegada de 3.500 trabajadores, foráneos y locales. El tema es más delicado, tratándose de una zona tan rica.

Aunque los territorios indígenas por inundar sólo suman las 700 hectáreas y ninguno de ellos está estrictamente habitado, los nativos lo consideran un golpe bajo, tal vez por que es la tierra de sus ancestros.

Casualmente los palenques han visto de cerca el tercer escenario de discordia: el de la legalidad.

Exposiciones, talleres, como sea, la información ya circula en las calles de la región: el ICE habla de 2 instrumentos para hacerse de los terrenos inundables tales como la expropiación o la reubicación.

La reacción de los 1.100 vecinos y propietarios de tierras de las 7 comunidades que quedarán bajo el agua y de los 8 pueblos que serán parcialmente inundados son diversas.

Unos le resisten a marcharse, otros tienen algún asomo de esperanza y hay quienes son más optimistas.

La cuenta regresiva ya comenzó: para unos se trata de un conteo hacia el despegue, pero para otros es un viaje sin regreso.

Recordemos que el ICE apenas está en una fase de exploración técnica, social y ambiental, de hecho los estudios de impacto ambiental apenas serían presentados ante SETENA a finales de año.

La reubicación de unos 8 pueblos es apenas una posibilidad, pero todo queda sujeto a lo que digan las autoridades ambientales y judiciales del país.

 

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