José Antonio Mora Calderón. Geógrafo. Kioscos Socioambientales para la Organización Comunitaria, Universidad de Costa Rica.

Este lunes 23 de junio recibimos la grata noticia que varios sitios arqueológicos ubicados en el Valle del Diquís de la región Sur-Sur de Costa Rica, fueron declarados Patrimonio Cultural de la Humanidad. Esta noticia es digna de ser celebrada, se trata de sitios con un enorme valor arqueológico que evidencian una cultura bastante avanzada, y fueron capaces de construir enormes esferas de piedra para distintos usos e interpretaciones cosmológicas, políticas y agrícolas.

Uno de estos sitios ya declarados Patrimonio de la Humanidad es Finca 6, el conocido Parque de las Esferas. Quiero referirme a una situación preocupante que he mencionado anteriormente en este periódico, donde se relaciona esta gran noticia de declaratoria con la posible construcción de un aeropuerto internacional en la zona sur, específicamente en Fincas 9 y 10, a escasos dos kilómetros del sitio arqueológico.

 

Ya se ha hablado bastante que otro Aeropuerto Internacional es cuestionable para Costa Rica ¿Es necesario otro? También se ha comentado que es posible que ocurra la misma situación acontecida en Guanacaste, una vez construido el Aeropuerto Daniel Oduber. Este llevó la región seca del pacífico norte a un acelerado crecimiento urbano, tanto de la ciudad de Liberia como a la llevada a cabo por la especulación inmobiliaria en toda la costa pacífica, que llevó a la construcción de grandes cadenas hoteleras de capital extranjero, causantes de una gran desigualdad social en la zona. Guanacaste sigue siendo una región con altos niveles de pobreza, a pesar de ser visitada por turistas con altos niveles económicos, provenientes de países del primer mundo.

El caso de la región sur-sur no es distinto. Estamos hablando de una zona con un alto valor en cuanto a biodiversidad, allí se encuentran el Parque Nacional Marino Ballena, el parque Nacional Corcovado y el Humedal Nacional Térraba Sierpe, todos con un enorme valor ecológico, este último (El Humedal) declarado sitio RAMSAR de importancia mundial. Con esto quiero decir que la región sur-sur es una zona que, si se construyese un aeropuerto, sería amenazada por un exponencial crecimiento urbano a raíz de la construcción de hoteles y marinas, que destruirían gran parte de la biodiversidad, sin hablar del impacto que los aviones traerían para muchas especies de aves que habitan el Humedal, tal y como se ha mencionado desde la Escuela de Biología de la Universidad de Costa Rica.

La región sur-sur, específicamente el Valle del Diquís también es un sitio con un alto valor cultural. Allí se encuentran los territorios indígenas de Boruka, Térraba, Rey Curré, Salitre, Cabagra y Chiná Kichá. Son muchos los territorios indígenas que viven en bosques y que han luchado por mantener viva su cultural y su cosmogonía, el impacto cultural que traería un aeropuerto, y por ende el modelo de desarrollo que conlleva, serían una enorme amenaza para las culturas originarias. No obstante, y recordando los primeros párrafos de este artículo, acaban de ser declarados varios sitios del valle del Diquís como Patrimonio Cultural de la Humanidad. ¿No será contradictorio construir un Aeropuerto tan cerca de un Museo Arqueológico con piezas tan delicadas como las esferas de piedra?

Quisiera recordar lo sucedido en Copán, Honduras, con la declaratoria de Patrimonio Cultural de la Humanidad de las ruinas mayas y la construcción de un posible aeropuerto a unos 16 kilómetros de estas. Las Ruinas de Copán la conforman construcciones de piedra que son sensibles a ruidos, como los que caracterizan el vuelo y aterrizaje de los grandes aviones comerciales, además la vibración de los aviones al despegar y aterrizar amenazaría enormemente estos elementos arqueológicos. Para el 2006, el Comité de Patrimonio Mundial de la UNESCO, con base en estudios del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS), recomendó al gobierno de Honduras rectificar su intención de construir un aeródromo en Río Amarillo, ya que la magnitud y flujo de turistas aumentaría enormemente y afectaría la dinámica y apertura de las ruinas. Recordemos que en el caso de Costa Rica ¡El Aeropuerto estaría a menos de 2 kilómetros del Parque de las Esferas de Finca 6!

No podemos olvidar que la situación de la posible construcción de este Aeropuerto también es un conflicto agrario, dentro de Finca 9 y 10 viven muchas familias campesinas que trabajan la tierra, que viven de lo que siembran: maíz, yuca, plátano, banano, papaya, arroz, frijoles y otro. Estas familias son prácticamente “invisibles” en el Estudio de Impacto Ambiental (Expediente D1-11752-13) de este Aeropuerto. De hecho, estas familias campesinas están por realizar un Festival Campesino junto con el Ministerio de Cultura el próximo domingo 27 de julio con el fin de mostrar su cultura, sus tradiciones, comidas y problemáticas.

Es decir, estas familias que están organizando un festival en realidad pueden ser desalojadas en cualquier momento si SETENA da visto bueno a este proyecto, ya que la tenencia de la tierra de Finca 9 y Finca 10 es difícil: Finca 9 está adjudicada al Instituto de Fomento Cooperativo (INFOCOOP) y Finca 10 al Instituto de Desarrollo Rural (INDER), a pesar de que estas familias tienen más de 10 años de vivir allí. Estas personas exempleadas del fracasado y explotador enclave bananero han constituido un arraigo cultural en dichas tierras y por ello consideran que este es su territorio. Para concluir, seguimos haciéndonos las preguntas ¿Es necesario un Aeropuerto Internacional en el Sur? ¿Este Aeropuerto responde a los intereses de quiénes? ¿Es compatible un Aeropuerto Internacional a menos de 2 km de un Sitio Arqueológico que es Patrimonio Cultural de la Humanidad?

 

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