Editorial del programa de Radio Voces y Política, Miércoles 20 de abril del 2022

Este programa es un cambio de sabor de boca luego de semanas de intensa actividad política y de seguimiento a los procesos electorales que se decantaron en este país entre el 2021 e inicios de este año.

Hoy valoraremos el presente centroamericano desde la retrospectiva de los acontecimientos que, sin lugar a dudas, marcaron el devenir de nuestro istmo en el Siglo XX.  Siglo marcado por el dominio de los regímenes dictatoriales, el poder de los ejércitos y las oligarquías y la subyugación de los pueblos, sobre todo, de grupos étnicos, estudiantiles, artísticos y académicos.  

Las décadas de los años 70 y 80, como se sabe, son la frontera histórica entre este orden y uno nuevo.  Algunos señalaron el fin de la guerra fría y el fin del Estado. Para Eric Hobsbawm 1989 marca el fin del siglo XX y el inicio del nuevo siglo.  Muchas preguntas quedaron sin respuestas y en esta Nueva época las continuidades e involuciones no se han dejado de mostrar. 

Particularmente, la década de los 70 vivió una sanguinaria represión en el cono sur lo que causó desapariciones, torturas, exilios forzados y una diáspora que hasta el día de hoy se mantiene. 

En los años ochenta la intensidad de la violación de los derechos humanos crece especialmente en algunos de los países centroamericanos.  El triunfo del FSLN marca una nueva frontera en la geopolítica del Caribe y se manifiesta la guerra de baja intensidad. Las dictaduras incrementan la represión y el genocidio marca para siempre sociedades, grupos, familias.  

Hubo muchas formas de denuncia y actos de solidaridad en la región como fuera de esta.  En el mundo académico y sobre todo en el mundo de las ciencias sociales la importancia de los acontecimientos centroamericanos es reconocida.  En especial, la académica europea y diversas Ong`s y partidos políticos de izquierda incorporan en sus agendas la denuncia por la violación sistemática de loas DDHH y el llamado a actos de solidaridad con los pueblos reprimidos. 

En la región una de las plataformas utilizadas para este activismo solidario fue el CSUCA y su editorial EDUCA. Muchos estudios, investigaciones y trabajos finales de investigación fueron publicados con la importancia que ameritaba el ambiente convulso.  Algunas de las portadas de estos libros fueron verdaderas alegorías artísticas a ese llamado.  Igualmente, algunos recordaremos las conferencias de prensa, los festivales culturales, las exposiciones testimoniales, los múltiples actos públicos que se hacían para alumbrar la penumbra de la represión.  Muchos de esos llamados, voces y gritos también quedaron plasmados en afiches que se colgaban por aquí y por allá convocando a un encuentro de espacio solidario.  Para los que vivimos esa intensa vida estudiantil universitaria en la UCR ese activismo era cotidiano y diario. 

Hoy día se siguen violando los DDHH sistemáticamente en nuestra región, ahora bajo el amparo de la llamada ola democratizadora cuyos contornos y contenidos se quedaron en la utopía y la eterna esperanza.  La verdad del pasado aun no se ha escrito mientras el presente sigue digitando notas parecidas al ayer.  Muertes de liderezas y líderes ambientalistas, asesinatos de estudiantes, campesinos e indígenas reprimidos, expulsados y asesinados, feminicidios, entre otros, ¿Cuánto ha cambiado esto en Centroamérica? 

La Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Costa Rica está inaugurando una exposición sobre la obra gráfica de Valeria Varas, a quien la represión la empujó hasta esa Centroamérica ochentera del siglo XX para graficar esta voz de denuncia y llamado al acto de solidaridad con los pueblos reprimidos.

Valeria Varas nació y vivió hasta su adolescencia en la oficina salitrera María Elena, hizo la secundaria en Antofagasta y luego entró a estudiar Diseño en la Universidad de Chile de Valparaíso. Cuando se produjo el golpe militar la llevaron detenida primero a la Academia de Guerra, luego al barco Lebu y finalmente al Cuartel Silva Palma.

 Se vio obligada a salir al exilio y el país que la acoge es Costa Rica en donde se nacionalizó, manteniendo en la actualidad ambas nacionalidades. En este país obtiene el título de Magíster Scientiae en Antropología, por la Universidad de Costa Rica.

 Dice Valeria que como una manera de recuperar la cordura empieza a escribir primero poesía, teatro y luego prosa. de esta manera, en la actualidad es cofundadora de la Asociación Costarricense de Escritoras y pertenece a la Sociedad de Escritores de Chile. 

Tiene 7 poemarios publicados en Costa Rica. Poemas suyos se encuentran en compilaciones en Chile, México, España y en Costa Rica. En Chile publicó el libro juvenil Catete y el libro de memorias “Que no se lo lleve el viento”. Hay cuentos suyos en las antologías: “Mujeres al centro; Relatos y ficciones de escritoras centroamericanas”, de Guatemala y “Microfantabulosas”, en Islas Canarias. 

Ha publicado tres obras de teatro: Un teatro en el Paraíso, traducida al inglés. Vuelos en la mar, con lecturas dramatizadas en Costa Rica y en Noruega, en este país el Colectivo Oslo – Sur hizo versiones radiales y audiovisuales de la obra. El monólogo Mi Paulina, fue puesto en escena en Costa Rica por la directora María Bonilla. 

La Asociación Centroamericana de Familiares de Detenidos Desaparecidos, ACAFADE le otorga en 1990 un reconocimiento por labor de apoyo a la lucha por la desaparición forzada de personas y por la defensa de la vida y de los derechos humanos. 

Como diseñadora ha recibido los siguientes premios: Premio a la mejor portada de libros, convocado por la Editorial Universitaria Centroamericana – EDUCA, 1983. Premio Nacional a la mejor portada de libros, convocado por la Editorial Costa Rica,1983. Premio centroamericano de logotipo, convocado por el Consejo Superior Universitario Centroamericano, CSUCA,1997.

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